MUNDIAL 2014

Cumplieron, pero... ¿lucieron?  (II)


    Bélgica no esperaba pasar muchos apuros en su grupo. Era un equipo que contaba en sus filas con dos estrellas de talla mundial: el mejor portero de la liga española, Courtois, y uno de los tres mejores de la Premier, Eden Hazard;  así como con jugadores que habían hecho una sensacional temporada en las principales ligas europeas, como Lukaku y Mirallas, en el Everton, o Mertens en el Nápoles; y a ellos se les unían jugadores con temporadas decepcionantes, pero aun así, de gran calidad y potencial, como era el caso de Alderweireld, De Bruyne o Fellaini. Por tanto, las débiles Argelia y Corea, y la joven Rusia, no parecían un obstáculo difícil para acceder a los octavos.

     Sin embargo, el debut de los de Wilmots fue un tanto decepcionante. Aunque gozaron de la posesión del balón durante casi todo el encuentro, fueron incapaces de convertir esa posesión en superioridad, y la poblada defensa argelina no tuvo problemas en secar las ofensivas belgas. Los africanos controlaban la situación, es más, sus robos de balón generaban contragolpes que ponían en serios a puros a los europeos. Pero, en la segunda parte, el  bajón físico, y por tanto, de intensidad en defensa, de los africanos, y la labor de De Bruyne y Mertens en banda, pusieron el partido de cara para Bélgica. Pese a la victoria, dio la sensación de que el equipo no iba, de que ese conjunto de jugadores no se complementaba para potenciar la calidad individual de cada jugador y construír un gran equipo. El juego no era fluído, las posesiones no generaban ventajas y las pérdidas de balón hacían sufrir demasiado en defensa. Además, los cuatro zagueros jugaban como centrales en sus respectivos equipos, lo que disminuía la posibilidad de una eventual llegada por banda desde atrás de los laterales Vertognen y Alderweireld.  Una tónica parecida siguieron los demás partidos del grupo, y más que por acción colectiva, los belgas lograron los nueve puntos a base del empuje de sus individualidades. Además, el delantero Lukaku no encontraba el gol y Origi era quien partía con ventaja para formar en el once inicial en las eliminatorias.

    Los octavos contra Estados Unidos fueron el punto álgido de esta selección en el torneo. Aunque no vimos al mejor Hazard, jugadores más secundarios sí consiguieron entregar el control de partido a Bélgica y las ocasiones de gol se sucedieron una tras otra. Fue milagroso –ese milagro se llamaba Howard – que los noventa minutos terminaran en un empate sin goles. La superioridad belga, más que a partir de la posesión, se edificó en la capacidad de los hombres de arriba de aprovechar los espacios con su velocidad. En la prórroga, Lukaku, pero sobre todo De Bruyne, metieron a su selección en cuartos de final. El objetivo estaba cumplido.

   Pero fue el partido contra Argentina el que evidenció todas las carencias que aún tiene el equipo de Wilmots. Fue un encuentro bastante más cómodo para la albiceleste de lo que se suponía. El centro del campo de  Bélgica fue incapaz de disputar la posesión del balón, incapaz de robar e incapaz de salir rápido buscando la velocidad de los jugadores de arriba, como a este equipo le gusta hacer. El partido fue plácido para los sudamericanos, que escondieron el balón y no sufrieron en defensa. La reacción de Bélgica al gol de Higuaín fue nula, y tan sólo cuando el cronómetro se acercaba al minuto noventa fue capaz de hacer un esfuerzo para empatar. Pero ese esfuerzo no vino de  utilizar a jugadores como Mertens, Mirallas o Hazard para combinar y generar profundidad, sino que fue una demostración de las escasa capacidad colectiva de este equipo para crear peligro: el recurso al que recurrió Wilmots para acercarse al área argentina fue juntar en el área a torres como Lukaku, Alderweireld y Fellaini, y colgar balones. Uno tras otro, buscando el azar de un rebote. Fue inútil.

    Si bien el talento individual, más en ataque que en defensa, de los jugadores de la selección belga está fuera de toda duda, y de hecho, se espera que la mayoría de ellos aún sigan progresando, Bélgica como equipo no funcionó durante el torneo. Wilmots se aferró a sus individualidades, pero no fue capaz de construír un bloque que potenciase y complementase las virtudes de cada jugador, que escondiese sus defectos y que fuese capaz de generar ventajas tácticas frente a los rivales más potentes. Aun así, el objetivo está cumplido y la Eurocopa de Francia dentro de dos años volverá a abrir de par en par las puertas de la historia a esta selección. De su capacidad para armar un colectivo competitivo dependerá el aprovechar o no esta nueva oportunidad. 




MUNDIAL 2014


Cumplieron, pero... ¿lucieron?  (I) 


    Por nombres, por momentos de forma, y por sus resultados en la fase clasificación, las selecciones de Bélgica y Colombia llegaban a Brasil como los aspirantes a ser el tapado del torneo. Tanto los europeos como los sudamericanos habían faltado a las dos últimas ediciones. Aun así, los octavos de final eran, quizá, un objetivo poco ambicioso para ambos, y eran los cuartos los que marcaban la frontera entre el éxito y la decepción.

    Los cafeteros estaban encuadrados en un grupo bastante asequible, con selecciones poco competitivas. Además, en su debut, se encontraron temprano con un gol que les dejó demasiado pronto con el partido de cara. Lo que hicieron los hombres de Pekerman no fue esconder el balón, ni asentarse en campo contrario para controlar el partido y defender – o tratar de aumentar -  su ventaja. Lo que hicieron fue retrasar líneas, replegar, ceder la iniciativa a Grecia y esperar. La segunda parte gozaron de más protagonismo los jugadores colombianos, pero el resultado de cero a tres fue excesivo, no en lo relativo a la diferencia de calidad entre ambos equipos, pero sí en cuanto a lo que propuso cada uno sobre el césped. 

    Tampoco contra Costa de Marfil vimos una Colombia valiente y alegre. Por el contrario, vimos una selección preocupada por juntar líneas en campo propio, cerrar los carriles centrales a los africanos y mantener el orden, a la espera de algún contragolpe. La entrada en el campo de Quintero y fallos individuales del rival fueron lo que permitió tomar ventaja a los americanos, que con el dos a cero se atrincheraron en el área.

    Para cerrar el grupo, Pekerman sacó lo que podríamos llamar el "equipo B”. Aún con distintos jugadores, el plan fue muy parecido, y tuvo que ser Japón quien llevase la iniciativa mientras los cafeteros jugaban a no desordenarse y esperar su momento. El recital en la segunda parte de un James Rodriguez que empezó el partido en el banquillo, aprovechando los espacios que los japoneses dejaban atrás, junto con la inspiración goleadora de Jackson Martínez,  arrasaron con los nipones.

    Así, con los nueve puntos en el bolsillo, Colombia había demostrado ser un equipo sólido, ordenado y muy competitivo. La rocosidad en el centro del campo, con la pareja de centrales Yepes y Zapata, más el mediocampo de contención con Abel Aguilar y Carlos “La Roca” Sánchez, era un duro escollo para los rivales, pero como contrapartida, dejaba poco espacio a la imaginación y el arte. Estos venían de los costados, con unos laterales profundos y ofensivos (Zúñiga y Armero), a los que se unían la capacidad de sorpresa de Cuadrado desde el interior derecho, peligroso desbordando por banda y desequilibrando por dentro, y la magia de un James Rodríguez que partía de la izquierda, pero tiraba la diagonal al centro para asociarse con sus compañeros y desarbolar defensas. Hay que añadir, también,  que la pareja de delanteros no se caracterizaba por su capacidad asociativa, y tampoco por un exceso de pegada arriba. De esta forma, si bien el orden defensivo era una cuestión de equipo, la producción ofensiva era, más que una cuestión de mecanismos colectivos, cosa de la inspiración de James y Cuadrado.

      Los octavos de final obligaron a los hombres de Pekerman a cambiar su discurso. Enfrente estaba una selección uruguaya –sin Suárez- que no dudó en regalar el balón y plantarse con nueve jugadores delante de sus portero. Esto permitió caracterizar al conjunto colombiano. Sin capacidad de generar desborde y profundad  desde el juego colectivo, los uruguayos fueron haciéndose con el control de la situación simplemente protegiendo su portería.  Los cafeteros no podían más que encomendarse al desequilibrio de Cuadrado y al talento de James. Una vez que este último puso en clara ventaja a su equipo, Colombia demostró no sentirse incómoda replegando para esperar a la contra. Así, se echó atrás, cedió el cuero a los de Tabárez, incrustó a “La Roca” entre los dos centrales y permitió a Uruguay, que no tenía fútbol suficiente en las botas como para haber disputado la posesión a los colombianos, meterse de nuevo en el partido y acariciar el gol.

     Eliminada del torneo por la anfitriona en cuartos, Colombia puede irse con la cabeza bien alta. Los resultados están ahí, y son excelentes, pero también es cierto que la selección hizo gala durante el torneo de más pragmatismo que vistosidad. 



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Las lágrimas de Julio César

   
   Llegaba a aquel Mundial siendo, si no el mejor, uno de los tres mejores porteros del Mundo, y acabó el torneo llorando en brazos de su madre. Julio César lo había ganado todo con el Inter de Mourinho en 2010: la Serie A, la Coppa y la Champions. Había sido uno de los pilares de ese histórico equipo, pocos porteros -y pocos jugadores- llegaban a Sudáfrica con mejor cartel que él. Sin embargo, el destino y el Jabulani le tenían preparada una desagradable sorpresa.

    Tras arrollar a Chile en octavos, los brasileños llegaron al cruce de cuartos contra Holanda siendo muy favoritos para alcanzar las semifinales, y también, para levantar el trofeo en la final. De hecho, cuando Robinho adelantó a Brasil en el minuto diez, el fantasma de una goleada asomaba en el estadio. Pero no fue así, y el encuentro dio un vuelco en el minuto cincuenta y tres, cuando Julio César no fue capaz de hacerse con un balón fácil que Sneijder había colgado al área. La jugada acabó en gol, el partido se le escapó a Brasil, y la torcida señaló al meta como uno de los grandes culpables. Dos imágenes reflejaron a la perfección la situación que se vivió entonces: el guardameta dando la cara tras el partido en una entrevista para la televisión, con dificultades para poder hablar debido a las lágrimas que le asomaban por los ojos; y la llegada al aeropuerto de Brasil en la vuelta, cuando Julio César se subió al coche y empezó a llorar desconsoladamente en brazos de su madre.  

      La afición de Brasil es una de las más pasionales del mundo, hasta llegar al extremo y al exceso, tanto en la victoria como en la derrota. Por tanto, quien volvió de Sudáfrica, pese a ser uno de los mejores del Mundo, como un apestado, sale del partido contra Chile que ha metido a la canarinha en cuartos de final de su Mundial como un héroe nacional, como un ídolo de masas: su emocionante actuación en la tanda de penaltis es ya historia de los Mundiales de fútbol... Pero antes de llegar a la tanda de penaltis pasaron muchas cosas en el Mineirao. 

      La primera parte fue totalmente de los de Scolari, que hicieron méritos para llegar al descanso con una ventaja cómoda. Dominaron todas las fases del juego, y todas las partes del campo. La intensa presión que ejecutaron en campo rival asfixió a los chilenos, que se vieron incapaces tanto de sacar balón desde atrás como de elaborar jugadas en la zona de creación, y el resultado fue un exceso de balones largos y de pérdidas de balón en campo propio de los hombres de Sampaoli. Eso lo aprovechó Brasil para, a partir de los robos, utilizar su velocidad y llegar rápido al área de Bravo. Además, Neymar machacaba los espacios que los defensores chilenos dejaban a sus espaldas. Por otro lado, en campo propio, se juntaban muy bien para cerrar los espacios y hacer estériles las posesiones de Chile. Además, estaban sabiendo hacer valer su superioridad en el juego aéreo tanto en ataque como en defensa.  

     Al reanudarse el choque tras el descanso, éste cambio radicalmente. Chile consiguió asentarse en territorio brasileño y disfrutó de largas posesiones que sacaron del partido a los anfitriones. Marcelo Díaz dirigiendo el juego, Isla y Mena llegando desde atrás por las bandas, Alexis Sánchez moviéndose arriba, protegiendo el balón inteligentemente, asociándose con sus compañeros, etc.  y una presión brutal para impedir a Brasil cruzar a campo rival inclinaron el encuentro en favor de La Roja. No obstante, a pesar del dominio, no lograban crear ocasiones, les faltaba pegada arriba. 

    Frente a la epicidad de la actuación de Alexis, el partido de Neymar fue de más a menos y tuvo que ser Hulk quien le relevara en el liderazgo de su selección. Fue él quien tiró del equipo en el último tramo de los noventa minutos y en la prórroga, quien llevó a sus compañeros  a campo rival y quien acercó el peligro a la portería de Claudio Bravo.  

    Desde una perspectiva global de lo que fue el partido, y tratando de ser objetivos, se puede decir que el empate a los ciento veinte minutos de juego fue justo. Tocaba, pues, hacer frente a una tanda de penaltis que podía ser la heredera en los libros de historia del fútbol del Maracanazo de 1950. Pero no fue así porque un hombre lo evitó. Un hombre que indudablemente debe estar considerado como uno de los mejores porteros que el Internazionale de Milán haya tenido jamás, y por supuesto, uno de los mejores que haya defendido nunca  la portería de la canarinha
  

    

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Pinceladas cuatro años después

    
     Como hace cuatro años, llegado el ecuador de esta Copa del Mundo, es el momento de echar la vista atrás y repasar  algunas cosas que este torneo nos está dejando.
    
     Louis Van Gaal es uno de los grandes triunfadores de la primera fase. Nueve puntos en uno de los dos grupos más difíciles del campeonato son su carta de presentación en unos octavos en los que ha conseguido evitar a Brasil. Pese a la debilidad y la inexperiencia que se le achacaba a esta selección en un principio, y las pocas expectativas que generaba, el equipo ha brillado y ha entrado por la puerta grande en la historia de los Mundiales con la goleada a la vigente campeona del Mundo. Aun así, no le han faltado críticas. Su renuncia a los conceptos principales de la escuela holandesa tradicional, que también han sido la referencia de este entrenador a lo largo de su carrera, le han costado las críticas de nada menos que Johan Cruyff, que ha calificado de "discreta" la actuación de la selección y le ha pedido volver al 4-3-3. Lo cierto es que Holanda hacía ya tiempo, varios años antes de llegar Luois, que no representaba estos valores. El eterno debate entre el pragmatismo y el esteticismo futbolístico, y la incompatibilidad o no de ambos, se hace presente aquí. Pero lo cierto es que el ex-entrenador de Ajax, Bayern y Barça, entre otros, no se hizo cargo de este equipo para hacerle un homenaje al pasado, sino para devolverle la competitividad que perdió en Ucrania en 2012.

     De esta forma, con un equipo muy joven atrás que proviene, además, casi totalmente, de una liga, la Eredivise, caracterizada por el bajo nivel defensivo, y un centro del campo que, con la baja del romanista Strootman y el decadente estado de forma de Sneijder, carece de jugadores creativos capaces de liderar el equipo, lo cierto es que Van Gaal ha construído uno de los mejores conjuntos de lo que va de torneo. El criticado volantazo de última hora a la defensa de tres centrales y las ayudas de los centrocampistas a la línea defensiva  permite vivir arropados a unos zagueros que colectivamente han rendido muy por encima de lo que es su nivel individual. También los dos carrileros han cuajado un buen torneo tanto a nivel defensivo como ofensivo. Y luego están las bestias: Robben y Van Persie, que añaden al poderío defensivo mostrado por los holandeses una capacidad contragolpeadora  extremadamente letal, como han comprobado españoles y chilenos. 

       Si Holanda lleva la firma de Louis Van Gaal -una firma diferente a la que nos tiene acostumbrados-, Italia lleva la de Prandelli. Su revolución estilísitca tras el fracaso de Lippi de 2010 logró meter al equipo en la final de la Eurocopa realizando un sensacional torneo en el que arrollaron a Alemania y crearon muchas dificultades a España, pero no ha servido para mejorar el rendimiento de los azzurros en el Campeonato del Mundo. Ha sido un equipo construído sobre la base de la Juventus de Conte y en torno a Pirlo, pero habrá que ver, tras los resultados, tras la dimisión de Prandelli, y teniendo en cuenta la edad que ya empieza a pesar en Andrea, si el seleccionador que se haga cargo ahora va a apostar por seguir creyendo en un equipo basado en el buen trato de balón -quizá con Verratti haciendo las funciones de Pirlo- o si volverá a esa otra Italia, menos agradable de ver, que ha escrito páginas y páginas de gloria en la historia de los Mundiales.

      También el futuro nos desvelará otra de las incógnitas que nos deja este Mundial, la de la Inglaterra de Hodgson. Los partidos de los británicos han sido espectaculares, pero no por ello necesariamente bien jugados. Hay que tener en cuenta que en el once inglés solo figuraban dos centrocampistas - Henderson y Gerrard-, y cuatro delanteros - Sturridge, Welbeck, Stierling y Rooney- lo que ha devenido en un equipo vertical, rápido y profundo, pero que en el medio campo dejaba muchos espacios al rival, y generaba una gran debilidad defensiva en los pross. Pirlo y Luis Suárez dieron buena cuenta de ello. Será interesante observar cómo Hodgson es capaz de conjugar todo el impresionante caudal ofensivo del que dispone con un centro del campo más solido y equilibrado, en aras de ser una de las principales candidatas a llevarse la próxima Eurocopa.

     No tendrán que esperar tanto para despejar las dudas los argentinos. Los hombres de Sabella, pese a los nueve puntos logrados, no se han desprendido de los defectos que arrastraban antes de llegar a Brasil. Demostraron contra Irán ser un equipo pesado y sin ideas colectivas cuando son obligados a afrontar el partido desde un ataque posicional, estático, para abrir defensas cerradas. Los mejores minutos de Argentina (contra Nigeria), como venía siendo habitual, han sido cuando han encontrado metros y espacios para correr en campo rival. Hay pocos equipos en el mundo con la capacidad ofensiva de los sudamericanos cuando el partido se rompe y aparecen los espacios. Pero lo que la albiceleste se va a encontrar en las eliminatorias de este Mundial no va ser éso, así que parece que tendrán que seguir encomendándose a los milagros de Messi para sortear rivales. Pero más preocupante es la zaga. Este conjunto ha mostrado debilidades atrás tanto con la defensa adelantada y espacios a la espalda (frente a Irán) como en aquellos en los que el rival consiguió asentarse con posesiones en campo argentino y hacer recular a la defensa (Nigeria o Bosnia). 

      Otra selección que, por potencial y por individuales, tiene mucho margen de mejora es Bélgica. No cabe duda de que la generación de jugadores es la mejor en décadas, y muchos vienen, además, de hacer una gran temporada. Pero Wilmots no ha conseguido crear con esas piezas un equipo dominador con la pelota, sino que lo que hemos visto ha sido un equipo en el que los jugadores no se complementan y las posesiones resultan pesadas e intrascendentes. Lukaku no ha estado a la altura, además, y Origi tiene muchas papeletas para salir de inicio contra Estados Unidos.

       En el país norteamericano, inferior en su partido contra Ghana pero superior frente a Portugal paradójicamente, parece que los de Klinsmann están batiendo récords de ilusión y de telespectadores. Es evidente que no es un equipo a la altura de las principales potencias, pero, a pesar de la lesión de Altidore, comandados por Dempsey y Bradley, son un equipo que pude hacer daño a cualquiera. Si llegan lejos en este campeonato, en su país el soccer seguirá derribando barreras y, quien sabe, este Mundial puede ser un punto de inflexión para que una potencia en muchos deportes como USA lo empiece a ser también en éste.

      Las últimas líneas de este artículo son para despedir a una generación de futbolistas africanos que si bien en sus clubes europeos sí han estado a la altura de las expectativas generadas, con la selección, en los Mundiales, siempre han decepcionado. Hablo de los elefantes de Costa de Marfil, de los hermanos Touré, de Drogba, de Zokora, de Boka. De una generación que llamaba a la puerta del fútbol mundial hace ya una década.  De una generación que había puesto el Mundial de Alemania en el punto de mira. Pero a los Eboue, Kone y compañía la suerte les llevó a un grupo con Argentina y Holanda. Dificil, muy dificil para ser la primera participación. Cuatro años más tarde la ilusión seguía intacta. Además era el primer Mundial  en suelo africano, pero de nuevo el azar les jugó una mala pasada: Brasil y Porrtugal serían sus rivales, y los octavos estuvieron muy lejos de ser una realidad. Así que esta edición, en un grupo parejo, era la última oportunidad de dejar huella.  Y lo cierto es que el arranque fue muy esperanzador. Tras haber sido muy superiores a Japón, y enfrentarse a Colombia en un encuentro parejo en el que estuvieron muy cerca del empate, los africanos llegaron favoritos al duelo con los griegos. Pero fue un equipo irreconocible: debilidad atrás,  incomparecencia en el centro del campo, desacierto con el balón... Lo cierto es que el penalti transformado por Samaras sobre la bocina hizo justicia a lo que fue el partido, aunque no a lo que había sido la trayectoria de los dos equipos en el torneo. Lágrimas amargas para una selección que unió a un país enfrentado, que lo llenó de ilusión, pero que no pudo transformar esa ilusión en éxito.



    

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Llegó la hora de parar a Brasil

      
      Oswaldo Sánchez, mítico portero mexicano de Chivas - aún en activo en el Santos Laguna-  fue el titular de su selección en el Mundial 2006. En el banquillo estaba Guillermo Ochoa, con 20 años, y titular en el América, el gran rival de las Chivas de Guadalajara. Representaban el pasado -reciente- y el futuro -cercano- de la portería mexicana. El relevo se debía producir al año siguiente, en Venezuela, en la Copa América en la que los centroamericanos alcanzaron las semifinales. Allí, los dos porteros se alternaron en la portería, disputando tres partidos cada uno. Ese año, el "Memo" fue uno de los tres únicos candidatos al balón de oro que jugaba fuera de Europa, y se rumoreó su traspaso al Milan. Era, sin duda, uno de los mejores porteros del mundo, y quizá la gran promesa bajo los tres palos del fútbol internacional.

     El Mundial 2010 estaba marcado en rojo para este guardameta. Durante la fase de clasificación él y Oswaldo se repartieron casi todos los minutos, y Oswaldo no estaba en la lista para ir a Sudáfrica. Era el momento de Ochoa. Sin embargo, contra todo pronóstico, Aguirre decidió que el titular  fuese Óscar "el Conejo"  Pérez. El guardameta de entonces 37 años no estuvo al nível  al que se podía suponer que sí lo hubiese estado Ochoa.

    Al año siguiente, en 2011, en un verano en el que se disputarían la Copa Oro y la Copa América, el joven portero dio positivo por clembuterol, lo que le apartó de la selección y estropeó las negociaciones que en aquel momento tenía el arquero con la intención de recalar en algún club europeo importante. Al poco tiempo, fue exonerado de todos los cargos de dopaje y recaló en el Ajaccio francés.

     Sus tres temporadas en la Ligue 1 estuvieron a la altura de lo que se esperaba de uno de los porteros más prometedores del mundo. No obstante, no lograba hacerse con la titularidad en la selección: el meta de Cruz Azul Corona estuvo por delante de él tanto en la Copa Confederaciones de 2013 como en la fase de clasificación para el Mundial.

    Así, Guillermo "El Memo" Ochoa, titular en uno de los equipos más mediáticos de América, el América de México, a los dieciocho años, internacional desde 2005, y estrella del fútbol Mundial desde 2007, no había sido, ya en 2014, capaz de hacerse dueño de la meta mexicana. Es más, tras descender con su equipo esta temporada, todo apuntaba a que este Mundial lo vería desde el banquillo. Iba a ser su tercer mundial, los dos anteriores sin disputar un sólo minuto, y muy probablemente en este tampoco lo haría. Pero Herrera, el hombre que ha revolucionado a una selección en apuros desde su 5-3-2, decidió apostar por Ochoa, y relegar inesperadamente a Corona al banco.

     Tras un debut discreto frente a Camerún - por culpa de los africanos, no del arquero- el reto de intentar frenar a Brasil en Fortaleza era el premio que el fútbol de selecciones le debía a este jugador. No lo desaprovechó, dio un recital de sus mejores virtudes, es decir, de agilidad, reflejos y liderazgo, salvó un punto para su equipo a base de atajadas memorables, y una de ellas, la del cabezazo del primer tiempo de Neymar, ha llegado al extremo de ser comparada con la mítica parada de Gordon Banks a Pelé en el Mundial de México de 1970, considerada la mejor de todos los tiempos.





    Guillermo Ochoa ha logrado en esta Copa del Mundo el hueco en el panorama internacional que lleva mereciendo desde hace casi diez años, y que se ha ganado a pulso tras su exitoso paso por el fútbol francés. Con la carta de libertad en los guantes, parece que varios clubes punteros europeos está interesados en hacerse con él.  Merece la pena prestar atención a su futuro tanto en lo que le resta de Mundial, como una vez que éste termine.



MUNDIAL 2014


ÉPICA, TÁCTICA Y TALENTO
   


     Ha pasado una semana de torneo, y al margen de lo ocurrido con la actual campeona del Mundo, el momento más impactante de la competición, en el plano emocional, probablemente haya sido el protagonizado por la que ya es la gran revelación de esta primera fase. Costa Rica ha sumado seis puntos en dos partidos, va a estar en octavos, va a dejar fuera a dos campeones del Mundo, y puede ser todavía más increíble, porque está cerca de hacer todo ésto como primera de grupo. Pase lo que pase a partir de ahora, este equipo se ha ganado ya un hueco en la historia de los Mundiales.

      Por lo tanto, es de justicia que las primeras palabras que en este blog se dedican al Mundial de Brasil traten del partido que enfretaba a ticos y a azzurros. La primera jornada había dejado muy buenas sensaciones en ambos conjuntos. Cuando el árbitro pitó el final del encuentro, en unos, estas sensaciones se habían confirmado, e incluso multiplicado, y en los otros , habían desaparecido.

      El partido pronto quedó definido, el argumento del mismo tuvo pocas variaciones.  Costa Rica estableció bastante arriba su línea defensiva,  y conformó un equipo corto, que ahogó la zona de creación italiana y presionó eficazmente su salida de balón.  Además, la posición de la línea de atrás logró dejar a los atacantes italianos en posición de fuera de juego en numerosas ocasiones, aunque es cierto que también corríó el riesgo de que los balones de Pirlo a la espalda de los zagueros le creasen excesivo daño.

     Con balón, los centroamericanos se manejaron muy correctamente, sin nerviosismo, sin precipitación, con unos laterales que proporcionaban amplitud al campo a la hora de sacar el balón desde atrás para cruzar a campo rival, y que una vez allí, daban mucha profundidad al equipo.

      De esta forma, el resultado fue una Italia asfixiada cuando tenía el balón en el centro del campo e incapaz de sacar correctamente el cuero desde atrás. A ésto hay que añadirle que la ubicación de Pirlo como interior le impedía gozar del tiempo y los espacios que necesita para manejarse, y restaba al equipo trabajo defensivo en el centro del campo. Así, tanto Andrea como De Rossi se vieron obligados a juntarse con los centrales en el inicio de la jugada, tanto para ayudar a éstos a iniciar, como para conseguir un poco de aire con el balón en forma de espacios y tiempo.

      Pero fue en el tramo final del partido -con el uno a cero en el marcador ya desde la primera parte-  cuando Costa Rica dio un puñetazo encima de la mesa. Pese a su teórica inferioridad y a la necesidad de los hombres de Prandelli de marcar, los ticos no recularon, mantuvieron adelantada su línea defensiva y continuaron presionando con intensidad el centro del campo azzurro . Costa Rica estaba consiguiendo que en un tramo del partido en que se suponía que sería avasallado por su rival, empujada hacia su área, no sólo no fuera así, sino que gran parte de estos último minutos se jugaron en campo italiano, es decir, con los centroamericanos disputando a los europeos la posesión del balón, e incluso, para mayor gloria de los de Pinto, sacando el balón en corto desde atrás en los minutos de descuento.

      Presumiblemente, serán Costa de Marfil o Colombia quienes se cruzarán en el camino de los costarricenses en octavos. Ni ingleses, ni italianos, ni uruguayos han sido capaces de hacerles hincar la rodilla. Veremos si los elefantes o los cafeteros son capaces de mostrarnos cuál es el límite de esta selección.
    

    

ARTÍCULO DE OPINIÓN


DERBIS EN  MANCHESTER Y LONDRES


     Era el partido del fin de semana y sorprendió. Sorprendió, principalmente, el marcador. En Manchester se citaban dos proyectos nuevos, ambos con dudas en este inicio de temporada. Al acabar el partido, los dos equipos habían dado un paso de gigante futbolística y mentalmente, uno hacía adelante, y otro hacía atrás.

     Desde el primer momento los de Pellegrini se hicieron con el centro del campo, con el balón y con el partido.  El mediocentro del City, la pareja Fernandinho y Yayá, estuvo a años luz, tanto con balón, para construír, como sin balón, para destruír, de la formada por Carrick y Fellaini.  La batalla, por tanto, por el centro del campo y por el balón, se decantó, y por mucho, por los locales, que lograron tener el esférico muy cerca del área rival y obligaron al United cuando recuperaba a mandar balones largos si quería salir de la presión, de forma que las posesiones de los de Moyes eran muy breves (aunque muy verticales).

       Por delante de esta pareja, Agüero, Nasri y Negredo se movieron mucho por la frontal del área, cayeron a banda, bajaron a recibir, otorgándole un gran dinamismo al ataque. Uno de los movimientos que más daño hizo al United fueron los dos contra uno con que Nasry y Kolarov desbordaban al lateral derecho Smalling. De hecho, esta superioridad en banda derecha nos dejó un Navas abierto en la izquierda que, sobre todo en la primera parte, entro menos en contacto con el balón que sus compañeros de ataque.

        Si bien el equipo de Pellegrin salíó reforzado en todas sus líneas del este derbi, sobre el vigente campeón sigue habiendo dudas. Un solo punto frente a Chelsea, Liverpool y City es motivo suficiente para ello. El domingo, los de Moyes dejaron claro que por plantilla, por calidad individual, no son capaces de disputar el dominio del balón a un equipo grande. No lo hicieron ante sus vecinos y se hace difícil imaginarse a un centro del campo como el del derbi ( o con Cleverley) mandando ante los grandes equipos de Europa. Pese a la aparente intención de su entrenador de construír un equipo que mantenga la posesión durante los partidos, lo cierto es que el Manchester United tuvo que recurrir a los balones largos a Wellbeck o a las bandas con Young y Valencia para acercarse al área rival.

     También el Chelsea encaraba su partido con muchos interrogantes tras cuatro partidos sin ganar (tres derrotas consecutivas) y la extraña situación actual de su probablemente mejor jugador, Juan Mata. Los de Mourinho se enfrentaron en Stamford Bridge a un Fulham que regaló descaradamente la posesión al Chelsea y se cerró con sus once jugadores en campo propio. Así, los locales tuvieron el balón en campo contrario todo el partido. No obstante, fueron incapaces de crear peligro al rival  combinando por dentro, y su centro del campo no pudo de superar la muralla que el Fulham había construído para cerrarle los espacios interiores.


        El centro del campo formado por el triángulo Ramires - Obi Mikel y Óscar, que se movió mucho y lo intentó todo,  fue incapaz de jugar en vertical y de contactar con un Eto´o que entró muy poco en juego. Casi todos los pases de los centrocampistas del Chelsea, sobre todo en los primeros cuarenta y cinco minutos, fueron hacia atrás o a las bandas, pues cualquier intento de pase vertical para batir línea era interceptado por un Fulham muy bien posicionado en el campo. De esta forma, con un Hazard que, sin espacios, tampoco estuvo a la altura, la única forma de ser profundo que encontró el equipo de Mourinho fue a través de Cole y de Schürrle por los costados.

        Será interesante observar cómo evoluciona este equipo, que cuenta con jugadores muy asociativos, pero también con futbolistas capaces de imprimir velocidad al equipo en campo rival, y con un entrenador más afín a este último de tipo de jugadores.
     

ARTÍCULO DE OPINIÓN


DOS ASPIRANTES
        

      

     La resaca de la primera jornada de Champions League dio paso a un fin de semana en el que dos de los principales aspirantes a heredar el trono europeo del Bayern de Múnich dejaron cosas que merece la pena comentar.

       En Alemania, el Borussia de Dortmund comenzó su difícil visita al Nuermberg volcándose sobre el campo rival y moviendo el balón muy cerca del área local. Sin embargo, los de Klopp fueron incapaces de crear peligro dada la falta de espacios por delante para los atacantes que ésto provocaba. Ante esta situación, sobre el ecuador de los primeros cuarenta y cinco minutos, las líneas de Klopp dieron un paso atrás como invitación al adversario a salir de la cueva y hacerse más largo, con el objetivo de que, cuando los visitantes robasen, Reus y Aubameyang tuvieran espacios para correr y conducir,  que es la forma en la que este  Borussia es más peligroso.
   
       Aunque cedieron durante bastantes minutos el balón al Nuremberg, la falta de calidad para generar profundidad de éste hizo que sus largas posesiones en campo del Dortmund apenas inquietaran al equipo de Klopp que, por otra parte, fue muy impreciso en sus transiciones ofensivas de forma que tampoco la defensa local sufrió. 
    
       Sin embargo, tras el descanso, el partido volvió a jugarse mayoritariamente en campo del Nuremberg, que defendió con las líneas muy juntas delante de su área. Así, a pesar de su abrumadora posesión del balón, ante la acumulación de jugadores por dentro por parte de los locales, los Sahin y compañía no fueron capaces de llegar al área combinando por el centro y se vieron obligados a recurrir a las bandas y a los balones largas para acercarse a la portería rival.
    
       Como conclusión, podríamos decir que vimos a un Borsussia que necesita espacios en campo rival para aprovechar mejor su potencial ofensivo, ya que sin Gotze, pierde mucha capacidad de combinar y asociarse cerca del área rival, y su referencia en el mediocentro el pasado sábado, Sahin, se siente más cómodo con un juego más vertical que asociativo.

  

      En la Serie A, la principal atracción del partido que disputaba el vigente campeón era la titularidad de Llorente. En un partido cómodo de la Juventus, con su línea defensiva adelantada casi hasta el centro del campo, el español dejó claro los recursos y las variantes que puede aportar a Antonio Conte. Como referencia clara arriba, Fernando estuvo escoltado por los dos centrales durante todo el partido. Ésto, y su capacidad para, él solo, empujar a la defensa hasta meterla en su propio área, permite mayor libertad al resto de atacantes y  crea espacios entre líneas que Tévez, Pogba o Vidal pueden aprovechar con su dinamismo. Además, su capacidad para aguantar el balón de espaldas, y devolver de cara o esperar el movimiento de algún compañero, permite sacar mayor rendimiento a la movilidad de sus compañeros de ataque o a la llegada desde atrás de los medios. Todo ello, teniendo en cuenta, además, que la mera presencia de Llorente en la mayoría de partidos supondrá que dos jugadores rivales estén siempre ocupados en defenderle.
  
       En lo relativo al propio partido contra el Hellas Verona, además de lo mencionado, cabe destacar que, aunque la Juve no es un equipo que busca demasiado el juego vertical o el balón colgado al área, por la banda derecha, Isla y Vidal sí que intentaron enviarle balones con cierta frecuencia. Por otro lado, mencionar también que se vio a un Llorente al que le costaba bastante caer a banda y moverse por ahí cuando las circunstancias del partido lo requerían.



ARTÍCULO DE OPINIÓN


DE PRAGA A  LIVERPOOL

     No sorprendió la Supercopa del viernes. Guardiola, al mando del Barça, ya había encarado partidos muy similares a éste, con el Chelsea y Mourinho como denominadores comunes: la semifinales contra el Inter del portugués, la semifinal contra el Chelsea de Di Mateo o algunos partidos contra el Real Madrid. Cada uno con sus matices, pero sobre todo, con sus similitudes. Por lo tanto, lo que sucedió en Praga cumplió el guión previsto.  

      Este Bayern es muy diferente al Barça de Pep, de los bajitos. Aun así, el efecto Guardiola se hizo patente sobre el césped desde el primer momento. La posesión del balón, las combinaciones constantes en campo rival, la salida del balón tocando desde la defensa, y la presión alta y los robos en campo contrario caracterizaron el juego alemán. Sin embargo, en un equipo con Robben, Ribery, Muller, Mandzukic ( sin Thiago o Gotze) era obvio que a estas señas de identidad se sumarían otras variantes necesarias tales como una mayor verticalidad -menos pases horizontales-  o un uso frecuente de las diagonales y los cambios de juego, así como de las entradas por las bandas. Ésto le dio a los bávaros velocidad, pero también cierta imprecisión. El aspecto negativo del choque fueron las concesiones en defensa del equipo fruto de su falta de concentración y de agresividad.

      Así, los muniqueses  dominaron el partido y controlaron la velocidad del juego  hasta el punto de encerrar al Chelsea muy cerca de su área. No obstante, tanto en este encuentro como a lo largo de los primero partidos de la Bundesliga, se ha apreciado en el Bayern, como era previsible y lógico, un choque de estilos entre la tendencia natural de los jugadores, por sus caracterísitcas, al juego directo, y la libreta del catalán. Esta combinación, aunque difícil, no deja de ser apasionante, veremos...



      Por su parte, el Chelsea salto al campo con un plan muy claro. Acumuló muchos jugadores en su propio campo, incluso Torres se pasó gran parte del partido allí, y fue un equipo muy corto que defendió cerca del área con las líneas muy juntas. Su opción era la salida rápida tras robo, para lo cual Mourinho alineo jugadores veloces arriba en detrimento de jugadores con mayor creatividad con el balón, en una clara renuncia desde el minuto cero a la posesión del balón por el contragolpe.

     No obstante, el abrumador dominio del balón por parte del Bayern de Múnich empujó a los londinenses a meterse más atrás de lo que el portugués hubiera deseado y el Chelsea pasó demasiado tiempo defendiendo con la línea de atrás metida en su propio área. Sin embargo, Muller y compañía no fueron capaces de aprovechar la facilidad con la que se acercaban al área y de crear ocasiones claras de gol hasta la prórroga.

     Por otro lado, liderados por Hazard, cuando los ingleses robaban y escapaban de la telaraña creada por Guardiola para recuperar el balón arriba, conseguían llegar al otro área  y hacer sufrir mucho a la débil defensa rival. De esta forma, el Chelsea tuvo a lo largo de los noventa minutos más oportunidades de anotar que su oponente.

     En la prórroga, tras el tempranero gol de Hazard, con diez los británicos, y pese a defender con tantos hombres y tan atrás, los de Guardiola lograron tener demasiadas ocasiones que sólo al final supieron aprovechar.



   En Liverpool, se enfrentaban dos equipos con trayectorias muy dispares en los últimos años. Por un lado, un Manchester United dominador del fútbol ingles de los últimos tiempos, y por otro , un Liverpool que hace ya demasiado tiempo que no compite si quiera por ser campeón de la Premier League. El domingo, sin embargo, la realidad era que los de Brendan Rodgers encaraban el partido tras un buen arranque liguero y con la intención de dar un golpe encima de la mesa derrotando al vigente campeón y colocándose con nueve puntos de nueve posibles; mientras los de David Moyes llegaban a Anfield con dudas y sin haber sido capaces de perforar la portería del Chelsea ni una sola vez la jornada anterior en su propio estadio.


      Así, los locales saltaron al campo con la intención de tener y mover el balón en campo rival  e imponer su ritmo de juego al partido. Lo consiguieron en gran medida pese a a que el tempranero gol  de Sturridge obligó al United a ir arriba e intentar atacar con mayor vehemencia la portería de Mignolet. Sin embargo, los ataques de los visitantes fueron muy planos, sin llevar a cabo en realidad ningún tipo de plan a la hora de llegar al área rival, de manera que el Liverpool no sufrió atrás durante los cuarenta y cinco primeros minutos, y fue capaz de mantener la posesión del balón gran parte del partido aun con esa necesidad de los de Moyes de hacer gol. Aun así, a los de Rodgers les faltó profundidad en sus combinaciones, y su juego se volvió lento y algo previsible. Cabe destacar el gran partido de un muy participativo en el juego Sturridge, y cierta irregularidad e intermitencia de Coutinho, al que se vislumbra un papel muy importante en este nuevo Liverpool.

      
      En la segunda parte, el United se metió en campo de Liverpool y éste renunció a controlar la posesión del balón y asumió un rol más defensivo y conservador juntando líneas en campo propio -sin echarse demasiado atrás- esperando la salida al contragolpe. Los de Moyes, aun estando en campo rival casi los cuarenta y cinco últimos minutos, apenas consiguieron crear problemas a los locales, ni hacer trabajar a Mignolet.

      Así, en cuanto al Liverpool, podemos interpretar su segunda mitad como una muestra de incapacidad para defender su ventaja en el marcador manteniendo el control del baón y siendo fiel a su estilo, o como una demostración de solidez y consistencia de todo el equipo en su faceta defensiva.
    

MUNDIAL 2010

ÉSTO YA SE ACABÓ... ¡¡¡Y DE QUÉ MANERA!!!
Ha sido el Mundial de Forlán, de Suárez, de los Ozzil, Muller y compañía, del Tata Martino, de Tabárez, de Rajevac, de Okada, de Bielsa, de Sneijder, de Honda, de los batacazos de Dunga, Maradona, Lippi y Domenech, del jabulani, de las vuvuzelas, del pulpo Paul... pero sobre todo, ha sido y será para siempre... ¡¡¡¡EL MUNDIAL DE ESPAÑA!!!!

MUNDIAL 2010

UN BILLETE PARA ENTRAR EN LA HISTORIA



El Mundial estaba en deuda con ambos países, y por fin ha sido justo. Recupera para la final a una Holanda a la que todavía escuecen las dos derrotas en los setenta de esos melenudos que cambiaron el fútbol para siempre, y a una España a la que había impuesto durante largos años una barrera en los cuartos de final. Por eso, el partido del domingo reúne a dos equipos con importantes exigencias históricas: es una oportunidad única para ambos países, que dolerá mucho y durante mucho tiempo a quien la deje pasar.

Aun así, no cabe duda de que hay un claro favorito, y ése es España. Quién lo diría hace unos años... que España llegaría a la final, y que sería la favorita... Y lo es por el brillantísmo fútbol que desplegó ayer para barrer a una selección germana que venía de golear a importantes potencias futbolísticas, y porque ha demostrado que también sin practicar ese fútbol preciosista sabe ganar. Llega además muy reforzado el seleccionador, Vicente del Bosque, que aunque no comparto su apuesta por el doble pivote, ha realizado un campeonato sobresaliente, con magistrales jugadas de forma sucesiva como el cambio de Llorente contra Portugal, el de Cesc frente a Paraguay, o la arriesgada decisión de alinear a Pedro contra los germanos. Todo ésto, por supuesto, nos hace llegar a la finalísima muy fuertes anímicamente.

Enfrente estarán los holandeses, poco generosos en su juego, y faltos de la ambición necesaria para desplegar el fútbol brillante que sus jugadores le permiten llevar a cabo. Victorias poco lucidas en la fase de grupos y el meta Stekelnburg como héroe del choque con los eslovacos era el currículo de la orange entes de enfrentarse a Brasil. En ese encuentro, en la primera mitad, los de Dunga jugaron a su antojo, resultando al descanso, sorprendente, por escaso, el margen con el que vencían los brasileños. Errores de Brasil, y no aciertos de Holanda, decantaron la eliminatoria en favor de los de van Marwijk, que con poco fútbol, y acciones aisladas, apearon a Uruguay para meterse en la final. No obstante, cabe destacar que Holanda, durante la fase clasificación, contó por victorias todos sus partidos jugados... al igual que España.

Ésto se acaba...

MUNDIAL 2010

EL RIESGO DEL FACTOR HUMANO
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Pese a lo que a Dunga - y a muchos otros entrenadores- les gustaría, en el fútbol, por suerte o por desgracia, como humanos y no máquinas que son los jugadores, nunca desaparecerá el riesgo. Lo digo porque el seleccionador brasileño, al coger las riendas de la selección, lo hizo con la intención, más allá de acabar con los desmanes en la canarinha, de reducir al máximo el riesgo que siempre entraña un equipo de fútbol alegre y vistoso como ha sido siempre la verdeamarela. Para ello se propuso dotar de solidez defensiva a la selección y, aunque con una dosis de pivotes defensivos bastante indigestos para muchos futboleros que miraban los onces brasileños ciertamente horrorizados, logró inyectar esa seguridad defensiva al cobinado. Sin embargo, el ex-campeón del mundo no contó con que, por muchas ataduras tácticas que se les impusiera a los suyos, nunca sería capaz de hacer desaparecer esa probalididad de error que lleva en su interior todo ser humano. Por éso tras los errores, principalmente, de Julio César y Felipe Melo ante Holanda, cabe preguntarse si realmente mereció la pena sacrificar tanto talento, tanto espectáculo, en aras de un objetivo tan difícil de alcanzar. Porque, al fin y al cabo, al que opta por llevar a cabo un fútbol pragmático, como el de Brasil en este campeonato, tan solo le vale ganar, mientras que en aquellos equipos que se deciden a hacer disfrutar al espectador, esa necesidad es menor.


Así pues, los holandeses, que han sabido aprovecharse de la incomprensible segunda parte realizada por los brasileños y su asombrosa falta de capacidad de reacción, se enfrentarán en una semifinal sorprendente a Uruguay. Una Uruguay que no había asimilado aún la mano de Suárez y el penalti de Asamoah Gyan cuando observaba como el Jabulani lanzado por el Loco sobrevolaba lentamente la línea de gol y acariciaba con suavidad las mallas de la portería defendida por Kingson. De esta forma, la selección heredera de los Nasazzi, Andrade, Varela, Máspoli... apeaba del campeonato a la única selección que pudo disculpar el lamentable papel del continente africano en su Mundial. No obstante, no creo que haya sido una oportunidad única para África la desperdiciada en este campeontao, pues estoy convencido de que en los próximos Mundiales veremos a selecciones africanas muy cerca de los cuatro mejores. La materia prima ya la tienen, sólo hace falta que cada uno (gobiernos, federaciones, seleccionadores, clubes...) cumpla con su trabajo.



La otra semifinal la disputarán España y Alemania. Los germanos vienen de jugar dos partidos de la máxima exigencia, y de solventarlos con una suficiencia y una pegada que le han llevado a convertirse en el favorito a hacerse con el Mundial. Por otro lado, España llega sin haber podido desplegar su mejor juego, debido por una parte, al bajo estado de forma de algunos jugadores, y por otra parte, al carácter defensivo y rocoso de las selecciones a las que ha ido enfrentándose. Sin embargo, no creo que el juego de esta selección diste mucho al de la Eurocopa. De hecho, si hacemos un poco de memoria, recordaremos cómo la mayoría de los goles españoles durante ese torneo llegaron más por balones largos que por jugadas de combinación. Se jugó de maravilla, por supuesto, pero los momentos de explosión del tiki-taka fueron la semifinal contra Rusia (la segunda parte) y la final, con momentos de menor brillantez en otras fases del torneo.

Dicho esto, veo favorita a España, pues la Alemania que nos hemos encontrado en este Mundial juega a lo que juega España, pero con peores jugadores (haciendo uno por uno entre jugadores españoles y alemanes, es así). Lo que hace falta es que España juegue el partido al máximo de sus capacidades individuales y colectivas. Si ésto es así, será superior a los de Low. Así que a cruzar los dedos y a esperar que gane el mejor...

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Desde Malmo hasta Bloemfontein
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Terminaron los octavos con multitud de cosas que comentar. La principal, cómo no, gira entorno al clásico entre ingleses y alemames. En contraposición a la Inglaterra arcaica de Capello, cuya única forma de crear peligro ha sido el balón colgado al área, y que se ha encontrado con unos irreconocibles Terry y Upson, se encuentra Alemania. Renovada, rejuvenecidad, y casi seguro, mejorada. Al espíritu germano de siempre de Podolski o Schweinsteiger, se le ha añadido la clase de Ozzil. Su talento, su capacidad de combinación y asociación, han cambiado el aspecto del conjunto alemán, la sorpresa agradable de estos Mundiales. Ozzil ya fue campeón de Europa el año pasado con Alemania, derrotando a Ingleterra por cuatro a cero en la final del europeo sub-21 en Suecia, concretamente en Malmo, donde compartió vestuario con Neuer, Khedira o Boateng, y a los cuales se ha añadido Muller, casi nada...

Pero hay más. Asia, con su mejor participación histórica tras el Mundial 2002 se ha quedado ya sin rerpresentantes. Era previsible, pero para el recuerdo de los aficionados queda una Corea ingenua, débil en defensa, pero que desplegó un juego vistoso y de toque agradable; así como una Japón ordenada, seria y sólida, liderada por Endo y Honda, magníficos ambos, sobre todo este último. También se ha ido EE.UU. con la mejor generación de jugadores de su historia. Pudo haber hecho más, pero es para estar satisfechos y para tenerlos en cuenta en el futuro, visto el salto cualitativo tan importante que ha dado en los últimos años. Sus vecinos los mexicanos también han dicho adios sin comprender por qué Guille Franco y Cuauhtemoc Blanco han robado minutos de titularidad al Chicharito Hernández.

Y una de entrenadores para acabar, bueno, dos. Lo de la Portugal de Queiroz ha sido bastante lamentable, solo se salva el partido frente a Corea (y por decir algo). La Crisitanodependecia lusa en ataque ha pasado factura a Portugal. Mala actuación de Ronaldo, decepcionante Liedson y falta de creatividad del mediocampo formada por Meireles, Tiago y Pepe, que tiene como resultado un equipo pobre que tuvo un justo castigo. Y en el lado opuesto, cómo no, la Chile de Bielsa. El loco ha creado un equipo valiente, con gusto por llevar la iniciativa e impirmir velocidad al juego tanto en la creación como en la presión, situando al colectivo por encima de las individualidades, pero exprimiendo al máximo a cada jugador y sacando lo mejor de ellos.


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PINCELADAS
Estamos cerca del ecuador del Mundial y hay muchas cosas que comentar, por lo que esté artículo será un conjunto de pinceladas, de sensaciones, de jugadores, de partidos.. que el campeonato ha ido dejando en mi retina. Lo primero que se me viene a la cabeza, por su puesto, es la dolorosa derrota contra Suiza, remendada con un cómodo triunfo contra Honduras. Está no es la selección del tiki-taka está claro, al menos por el momento. Xabia Alonso y Busquet (de lo mejor contra Honduras) como doble pivote, y Navas en banda (a nuestra selección le sobran centros) cambian mucho -quizá demasiado- nuestra selección. Claro que necesitamos alternativas, pero que sean eso, alternativas, y que se mantenga lo que sabemos hacer y lo que nos ha llevado a la gloria. No obstante, nos merma la baja forma de Torres e Iniesta. Aun así, tenemos selección para jugar la final y ganarla, por supuesto, nada de pesimismo, al menos por mi parte. Sólo un deseo, que la ansiedad no nos juegue una mala pasada contra Chile, pese al buen papel de los de Bielsa, somos superiores y debemos demostrarlo, sin prisa, haciendo lo que sabemos.



Lo que estos dos partidos nos han dejado claro es que a los equipos como España (o como el Barça) no se les puede salir a jugar de tú a tú, porque así, literalmente, te matan. La única forma de hacerles frente es contrarrestar su juego defendiendo bien y salir rápido en los robos de balón. Lo hizo Suiza.. y lo hizo el Inter.


Sin embargo, aunque mal de muchos consuelo de tontos, tras nuestro debut, nos ha aliviado ver como otras selecciones han ido pinchando contra equipos de bajo nivel. Lo hizo Francia, de la que no hace falta decir nada...; lo hizo Italia, que creo que ni ellos mismo saben a que juegan cuando tienen el balón, veremos que pasa cuando llegue Pirlo y cuando empiecen los partidos a vida o muerte que tan bien saben jugar los azzurros; lo hizo Alemania, aunque sigue gustando; y lo hizo Inglaterra, que hoy ha mejorado mucho con Lamapard y Barry por el medio, Gerrard escorado, Ronney más participativo y la fenomenal asociación Milner-Defoe.



La otra cara de la moneda la conforman los equipos sudamericanos, más allá del pragmático Brasil, y de la Argentina de los nueve puntos a la que todavía hay que ver contra un equipo que la ponga en apuros, están Chile, Uruguay y Paraguay. Gratas sorpresas -bueno, sorpresas no, sobre todo vista la fase de clasificación de chilenos y paraguayos-. Los de Bielsa y su capacidad para llevar la iniciativa de una forma vertiginosa; los de Tavárez y su seguridad, orden y pegada arriba; y los del Tata Martino y su capacidad para hacerse con el centro del campo y anular al rival.



Y hablando de América, cabe preguntarse, más allá de la decepción personal que siento por la suplencia del portero Ochoa, de quien ya hemos hablado aquí, la razón de la suplencia del Chicharito Hernández teniendo en cuenta la titularidad de Blanco o el Guille Franco. Aguirre sabrá, esperemos.


Cambiamos de continente para hablar de la decepción de los africanos. Sin noticias de Nigeria y Camerún, con la decepcionante Costa de Marfil - muy buen partido ante Portugal, pero lamentable contra Brasil, inexplicablemente sin su jugador más desequilibrante, Gervinho- y las limitadas Sudáfrica y Argelia, sólo Ghana puede salvar la papeleta del contiente negro. En su grupo está Serbia, con una buena hornada de jugadores (Krasic, Zigic, Jovanovic, Ivanovic, Vidic..) y el seleccionador, Antic, que sabe lo que su equipo necesita y cómo hacerlo jugar.

Veremos si también Holanda sabe cómo jugar, porque por el momento, seis puntos, sí, pero nada de la brillantez que es capaz de proponer sobre el césped vista la calidad de su plantilla: poca ambición en la orange. En su aventura a octavos, lo lógico sería que la acompañara Dinamarca, con más peligro de lo que ha podido parecer en la primera fase, y a quien en octavos esperaría, a priori, un interesantísimo duelo con Paraguay.

Y para poner el broche final, un elenco de los jugadores que nos han impresionado en estas casi dos semanas de torneo. En la portería, pese al Jabulani, muy seguro y muy bueno en el uno contra uno el suizo Benaglio; muy ágil, muy elástico, aunque ha ido de más a menos, el nigeriano Enyeama; y muy valiente el neozalenadés Paston (titular por la sanción del meta Moss). Hablando, de los oceánicos, fabuloso el joven Winston Reid, internacional con la sub-21 danesa. Por el medio, mención especial merece Ozzil, un jugón que, junto con Khedira y Muller, ha dado un soplo de aire fesco al combinado germano. El centrocampista Paraguayo Vera, y el portugués Meireles, han sido, también, dos jugadores clave en la medular para sus respectivos equipos.


Esto sigue... ¡¡¡VAMOS ESPAÑA!!!!





BAJO LOS PALOS

DESDE COMBI HASTA KAHN (II)




Fue el gran Dino Zoff quien sustituyó a Maier como mejor guardameta del mundo. El italiano era un portero formidable, sobrio y seguro, sin adornos, contundente y con una mentalidad y carisma de ganador y de líder. Se identificaba más con el arquero que bloca los balones sin alardes; no era excesivamente espectacular, pero atajaba todo. Sus comienzos fueron complicados dada su corta estatura de joven. Tuvo que intervenir su abuela, pues gracias a los ocho huevos diarios que ella le daba de comer, alcanzó y superó el metro ochenta. Tras pasar por Udinese, Mantova y Nápoles, recaló en la Juventus a la edad de treinta años. Sus inicios en el club turinés fueron poco esperanzadores, pues su debut, en una temporada relegada a la suplencia, se saldó con el balance de cinco goles encajados. Pero Zoff tenía aún muchas cualidades que demostrar y ya en la temporada 72-73 guardó los palos como titular de la Juventus que fue subcampeona de Europa tras el Ajax holandés. Diez años después, volvió a perder otra final de Copa de Europa ante el Hamburgo de Felix Magath, otra vez por derrota de una a cero. Sin embargo, antes, en la temporada de 1977 había conquistado la Copa de la UEFA ante el Athletic de Iribar merced a unas soberbias actuaciones.


Leyenda en la Juventus, y también en la selección, donde tras la marcha de Albertosi conquistó el Mundial de España como capitán y a la edad de cuarenta años. Ésto, después de marcar un record de 1.142 minutos imbatido con su selección, racha increíblemente interrumpida por el combinado de Haití. Tras dejar la portería, cosechó numerosos éxitos como entrenador y seleccionador.




En este Mundial de España, el guardameta de Alemania era Toni Schumacher (imagen). La cualidades de este portero eran indiscutibles, y por eso fue titular con su selección en la Eurocopa de 1980 que ganó, y en los Mundiales de 1982 y 1986. Sin embargo, su lado oscuro le creó problemas, y llego a agredir a un futbolista francés en las semifinales del ´82, y a escribir un libro en el que rajaba del fútbol alemán, que provocó su expulsión de la selección. Su compatriota Steiner, cancerbero del Hamburgo campeón de Europa se le asemejaba bastante. A pesar de ser un gran portero, su violencia y su comportamiento en ocasiones poco civilizado le privaron de más éxitos.


Ya en los noventa, Zenga, Peruzzi y Pagliuca (imagen) por parte azzurra, e Illgner y Kopke por parte germana, fueron los encargados de guardar las porterías de los mejores equipos del mundo. El primero, el italiano Walter Zenga, fue el guardameta que en 1990 llevó a la anfitriona a la tercera posición. Fue el mefor portero de finales de los ochenta y comienzos de los noventa, y a su Mundial de Italia hay que sumarle un scudetto y dos UEFAs con el Inter de Milán, del que fue portero durante un gloriosos lustro.Sus compatriotas Peruzzi y Pagliuca, retirados recientemente, tomaron su relevo. El primero, fue portero de equipos como la Roma, La Juventus, el Inter y la Lazio, consiguiendo una Copa de Europa en 1996 (deteniendo dos penaltis en la tanda) y otras dos finales más de nerazzurro. Sin embargo, a pesar de que disputó la Eurocopa 1996 y fue llamado para la Eurocopa 2004 y el pasado Mundial, fue Pagliuca quien tuvo más protagonismo bajo los palos en la azzurra, disputando los Campeonatos del Mundo de 1994 y 1998. Además, Gianluca Pagliuca fue el portero de la mejor Sampdoria de la historia, logrando una Copa, una Recopa, un Scudetto y un subcampeonato de Europa contra el Barça en tan solo cuatro años; y luego, ya con el Milan, quedó sucampeón de la UEFA.



Por su parte, en la selección alemana que se coronó campeona del Mundo en Italia en 1990 el meta titular fue Bodo Illgner (imagen), entonces meta del Colonia, y que a pesar de sus 23 años fue fundamental en la victoria de su equipo. También estuvo en el Mundial de 1994, pero tras quedar fuera por culpa de la Bulgaria de Stoichkov, dejó la selección. Más tarde llegó al Real Madrid, donde ganó Liga y Copa de Europa, ésta última, ante la Juventus de Peruzzi. Andreas Kopke lo sustituyó en la portería del combinado nacional germano en la Eurocopa del noventa y seis, y también fue el guardameta de los alemanes en el Mundial de Francia.





Toldo (Inter), Buffon (juventus), Butt (Benfica), Lehmann (Arsenl), Hilderbrand (Alemania) y Kahn (Bayer de Múnich) son los nombres de los porteros que ahora se suman esta espectaculer lista.

HEMEROTECA EMPLEADA:

- Historia de los Mundiales de Fútbol (as)

- 50 años de la Copa de Europa (as)

- 1000 futbolistas (NGV)

- De la Naranja Mecánica a la Mano de Dios (Julio Maldonado, Maldini)